lunes, 28 de noviembre de 2011

"Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad." 
Eclesiastés 11:9-10



Mi proyecto de vida

Generalmente, y sobre todo los fines de semana, los jóvenes se hacen "panoramas" para emplear su tiempo libre. Luego de todas las cosas que durante la semana ocupan su tiempo, para el fin de semana se busca algo distinto, sea con alguna amistad agradable, o en un paseo, un espectáculo, etc.
En el texto transcrito se nos ofrece la vida para vivirla. Hay alternativas, hay panoramas, hay alegrías, hay juventud. Delante de ti están todas las oportunidades placenteras. Sólo que hay un "pero". Dice: "Sobre todas estas cosas te juzgará Dios."
viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Sabes? Un padre siempre va a querer lo mejor para sus hijos, a menos que sea una persona muy desquiciada. Si tu padre te ha tratado mal, tal vez sea porque él no conoce al Señor. Si es así, él mismo tiene problemas mayores. Si tu padre te abandonó, es porque él mismo cayó en desgracia. Pero lo normal es que tu padre reaccione a favor de ti.
Es necesario comprender a los padres. No mires tú el regaño del papá. No mires tú esas reacciones negativas. Piensa que ellos te tuvieron en sus brazos, te han cuidado, alimentado. Ellos trabajan por ti. Ellos se preocupan de que tengas ropa, casa, comida, que tengas una profesión. Ellos quieren lo mejor para ti.

"La soledad no hace acepción de personas: entra en el palacio y en la choza." - ha dicho un autor cristiano. Es cierto. Mucha gente padece y sufre por su soledad, por esa forma de soledad crónica y depresiva. Muchos en su soledad han visto hundirse sus vidas, hasta han llegado al manicomio, o al suicidio. Sin embargo, muchos también, en su soledad, han buscado a Dios y le han hallado.
Es que la soledad te aparta del ruido, del tráfago incesante, y te permite escuchar a Dios. Porque el ruido interfiere entre tu corazón y Dios. Un sabio antiguo decía: "Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres, que de verdad mucho estorba el tratar de las cosas del siglo". Hay afán y fatiga en el mundo que nos rodea. Es que el trajín, las risas locas, y el disfrute del momento, nos impiden escuchar a Dios.
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