viernes, 2 de diciembre de 2011
“Me alejé de Dios...”
Si pudiéramos hacernos oír por ti, que nos escribiste, o por ti, que estás en una situación similar, te diríamos con todas nuestras fuerzas: “¡Estás en un grave peligro! ¡Vuélvete al Señor, inmediatamente!”. Sin embargo, nuestro grito, por desesperado que fuese,
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